Conocer a un nuevo cliente es básicamente la misma responsabilidad que conocer a un nuevo agente de marketing/diseño. Todos nos preocupamos y emocionamos y queremos compartir nuestras ideas, sin embargo, a veces la realidad es diferente de lo que queremos que sea. Hay muchos factores que pueden cambiar tu actitud positiva a una un poco deprimida.
La primera reunión con un cliente potencial es un momento crucial para cualquier agencia de marketing digital. Las expectativas suelen ser altas: idealizamos un encuentro donde el cliente se rinde ante nuestra propuesta de valor, la química es instantánea y el proyecto se cierra con un apretón de manos. Nos preparamos con presentaciones impecables, estudios de caso impactantes y un discurso perfectamente ensayado sobre cómo transformaremos su negocio. La realidad, sin embargo, a menudo nos devuelve a la tierra con un suave aterrizaje. Pocas veces es un cierre inmediato; más bien, es una primera toma de contacto, una oportunidad para sembrar la semilla de una relación futura y, crucialmente, para escuchar más de lo que hablamos.
La verdadera realidad de la primera reunión es que no se trata de vender, sino de entender. Es el momento de escuchar activamente las necesidades, desafíos y aspiraciones del cliente, incluso aquellos que quizás no ha verbalizado completamente. Observamos su lenguaje corporal, sus prioridades y su nivel de conocimiento sobre marketing digital. A menudo, el cliente puede tener ideas preconcebidas o expectativas irrealistas basadas en lo que ha visto o leído. Nuestro rol no es solo presentar soluciones, sino también educar y alinear esas expectativas con lo que es realmente factible y beneficioso para su negocio. Esta fase de descubrimiento es la base para construir una propuesta de valor verdaderamente personalizada y efectiva.
Por tanto, en lugar de obsesionarnos con el cierre inmediato, debemos enfocar la primera reunión en construir confianza y establecer una base sólida para el futuro. Esto significa ser genuinos, transparentes y demostrar un interés sincero en su éxito. Nos presentamos como consultores estratégicos, no solo como proveedores de servicios. Al final de la reunión, el objetivo ideal no es un contrato firmado, sino un cliente que se siente comprendido, que ve el valor en nuestro enfoque y que está dispuesto a dar el siguiente paso en el proceso: la elaboración de una propuesta detallada. Gestionar estas expectativas internas y externas es clave para el éxito a largo plazo de nuestra agencia.